Ella estaba totalmente enamorada, entregada a una relación que pensaba le duraría para toda la vida, pero él nunca demostraba lo mucho que la quería. Sus primeros tres meses de matrimonio fuero un disfrute total.
La casa era desolada, los pasos hacia un baño formaban eco resonante por mucho tiempo, Alicia fue abandonando sus pensamientos y sueños hasta que su esposo llegara a la casa. Se convirtió en una rutina viviente.
Alicia adelgazo exageradamente gracias a una influenza extraña que nunca se le mejoró.
Un día pudo salir al patio a tomar algo de sol, acompañada de su amado Jordán el cual con caricias constantes la hizo llorar en ésta su última salida.
Al otro día amaneció agotada y escuálida, el médico de su esposo le había ordenado reposo absoluto, pues no entendía el origen de la enfermedad.
El día siguiente siguió igual, no sufría enfermedades extremas, pero siempre se le veía sus pasos constantes a la muerte. Alicia no demoró mucho en tener alucinaciones, por lo cual llamaba a Jordán a gritos para que fuera a consolarla.
No tardó mucho en dejar de mover su cabeza, no quiso que le movieran nada de su cuarto ni de su cama; para Jordán no fue fácil afrontarla, pero siguió sus caprichos.
Por fin Alicia murió, delirando a medias voces y escuchando el caminar eterno de su amado.
Un día después de la muerte, la señora del servicio tendió su cama y su almohadón, encontró que este último era tan pesado y de inmediato llamó a su patrón, pues las manchas oscuras y de sangre le llamaron la atención.
Jordán procedió a abrir por la mitad este objeto pesado y extraño, allí encontró el mas espantoso animal gigantesco y gordezco.
Por fin explicaron porque la muerte de Alicia, noche a noche este horrible animalesco devoraba la sangre de su cabeza, por esto la enfermedad solo se sentía de noche.
Estos animales llegan a adquirir posiciones y formas diferentes dependiendo del lugar donde se desarrollen, la sangre humana se les hace muy agradable y no es raro encontrarlos en los almohadones de plumas.
La casa era desolada, los pasos hacia un baño formaban eco resonante por mucho tiempo, Alicia fue abandonando sus pensamientos y sueños hasta que su esposo llegara a la casa. Se convirtió en una rutina viviente.
Alicia adelgazo exageradamente gracias a una influenza extraña que nunca se le mejoró.
Un día pudo salir al patio a tomar algo de sol, acompañada de su amado Jordán el cual con caricias constantes la hizo llorar en ésta su última salida.
Al otro día amaneció agotada y escuálida, el médico de su esposo le había ordenado reposo absoluto, pues no entendía el origen de la enfermedad.
El día siguiente siguió igual, no sufría enfermedades extremas, pero siempre se le veía sus pasos constantes a la muerte. Alicia no demoró mucho en tener alucinaciones, por lo cual llamaba a Jordán a gritos para que fuera a consolarla.
No tardó mucho en dejar de mover su cabeza, no quiso que le movieran nada de su cuarto ni de su cama; para Jordán no fue fácil afrontarla, pero siguió sus caprichos.
Por fin Alicia murió, delirando a medias voces y escuchando el caminar eterno de su amado.
Un día después de la muerte, la señora del servicio tendió su cama y su almohadón, encontró que este último era tan pesado y de inmediato llamó a su patrón, pues las manchas oscuras y de sangre le llamaron la atención.
Jordán procedió a abrir por la mitad este objeto pesado y extraño, allí encontró el mas espantoso animal gigantesco y gordezco.
Por fin explicaron porque la muerte de Alicia, noche a noche este horrible animalesco devoraba la sangre de su cabeza, por esto la enfermedad solo se sentía de noche.
Estos animales llegan a adquirir posiciones y formas diferentes dependiendo del lugar donde se desarrollen, la sangre humana se les hace muy agradable y no es raro encontrarlos en los almohadones de plumas.
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